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miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Qué tipo de bozal elijo para mi perro?


Muchos de nosotros nos vemos obligados a la compra de un bozal para nuestro mejor amigo, ya sea porque por su raza la ley nos obligue a llevarlo o por otros motivos.
Sin embargo en el mercado existen muchos tipos de bozales, hechos de diferentes materiales y en ocasiones no sabemos cuál elegir.
Lo primero que debemos tener en cuenta es para qué queremos el bozal:
  1. Nuestro perro tiene tendencia a hacer el amago de morder a otros perros o a personas cuando está nervioso.
  2. Nuestro perro es bueno, pero la ley nos obliga.
  3. Nuestro perro se come las cosas del suelo y no logramos corregirlo, lo que conlleva un problema para su salud.
En cualquiera de los casos, lo fundamental es escoger productos de buena calidad, para que, llegado el momento, resulten efectivos. Como veis, en la lista no hemos puesto la opción "para que deje de ladrar" pues el bozal en sí no evita que el perro ladre.

Para la opción uno deberemos elegir un buen bozal, preferiblemente en plástico o metal, pues estos llevan la parte de delante cerrada por lo que es físicamente imposible el mordisco. Los de metal son bastante llamativos, pero su uso se hace indispensable cuando el perro coge por costumbre morder el plástico hasta romperlo una y otra vez. Son mucho más caros (alrededor de 15 ó 20€ comparados con los 4 ó 7 € de uno de plástico, dependiendo de la talla) pero a la larga, ahorraréis más.

Para la opción dos, es recomendable que recabéis información sobre lo que cada comunidad exige, aunque por norma, con llevar un bozal, sirve, independientemente de cómo sea. Esto es bueno saberlo porque los bozales de nylon suelen dejar la parte de delante libre para que el perro pueda sacar la lengua y beber.

Para la tres vuelve a ser imprescindible un bozal con la parte delantera tapada, porque con uno de nylon abierto seguiría comiendo restos del suelo.


Por otra parte, la calidad de los bozales de nylon suele ser muy diversa: procuraremos buscar aquél que tenga la cinta que se ata al cuello del animal con una buena regulación y también que pueda ensancharse dependiendo del grosor del morro del animal, pero sin peligro de soltarse rápidamente. Me explico: hay bozales que se ensanchan en la parte del morro mediante un velcro; si éste no es lo suficientemente fuerte el perro podría soltarlo. Para evitar este problema hay bozales que incorporan un cierre de seguridad mediante correas.

Para los perros chatos, buscaremos bozales especialmente fabricados para ellos, como los de tipo bóxer, que pueden llevar una cinta extra entre los ojos para evitar que el bozal se caiga. Es algo curioso pero efectivo.

Y por último, cercioraos de que podéis cambiar el bozal en vuestro establecimiento habitual, pues dar con la talla a la primera suele ser complicado.

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